viernes, 27 de abril de 2012

EN PRO DE LA DESIGUALDAD

Dado que nos encontramos en un foro políticamente incorrecto los miembros de la Academia me instan a reproducir alguna de nuestas últimas sesiones, que han girado en torno al tema de la igualdad de género. El género, como como todo el mundo sabe, es una entelequia más fantástica aún que el sexo. Algo así como el sexo de los ángeles.
Todo viene como consecuencia de una campaña de un ayuntamiento (que no nombraré por respeto a los castellonenses) para que las mujeres que son objeto de malos tratos puedan identificarlos. Su finalidad, sin embargo, mucho nos tememos los miembros de la Academia, no es otra más que TODAS las mujeres se sientan víctima de malos tratos.
La imagen de la campaña es la de una margarita vista desde arriba en cada uno de cuyos pétalos se puede leer un lema a modo de sintomatología del maltrato.
Los pétalos/frases (entre otras de verdadero calado, claro está) que orlan la campaña son como las que siguen:
- No me deja vestir como quiero
- me castiga con su silencio.
- no me deja salir con mis amigas
- me desautoriza
- quiere controlar todo lo que hago
Si a estas alturas los casados (nota del autor: genérico, referido a maridados de cualquier sexo) aún no se han identificado es porque o bien no captaron la ironía o bien están todavía en la luna de miel.
Estoy felizmente casado desde hace quince años y han tenido que venir éstos a decirme que no, que estoy equivocado, que no soy feliz y que mi mujer podría ser una maltratadora.
¡Hay que joderse! Resulta que lo que todos entendemos como cotidiano en la vida conyugal es síntoma de maltrato. ¿No será esa la verdadera intención de la campaña?
Por fortuna los varones no tenemos derecho a sentirnos víctimas pero si yo fuera mujer ahora mismo me plantearía denunciar a mi mujer o, al menos, montar una asociación de damnificados por esa lacra que se llama matrimonio (otra nota del autor: evidentemente se trata de otra ironía).
Lo que voy teniendo cada vez más claro es que este tipo de mensajes ni son accidentales ni son inocuos. Resula sencillo verlos transversalmente en la administración del estado y en las líneas editoriales de los grandes medios de comunicación, en manos de los grandes grupos de capital que mueven el mundo.
¿A qué objetivo sirven estos mensajes? ¿Qué perseguirían esos tales grupos dominadores del mundo?
Responderé con más preguntas: ¿Qué supondría para los que realmente ostentan el poder que la institución del matrimonio y la familia desapareciera? O dicho de otra forma: ¿A quién serviría que el ciudadano de a pie careciera de un referente moral puramente privado e independiente? ¿Al ciudadano? ¿O al estado?

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