tag:blogger.com,1999:blog-38888211820161608212024-03-05T23:55:32.116-08:00Hay una mosca en mi somaUbiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.comBlogger19125tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-15886394526355749092022-11-05T14:48:00.000-07:002022-11-05T14:48:01.401-07:00Cristales en la arena<p>
</p><p>El Desierto del Este, situado en el país de Calderia, es célebre por el polvo en suspensión de su atmósfera. El viento, ocioso, suele juguetear con él, creando efímeros remolinos naranjas y amarillos.
</p><p>Este polvo, junto al calor extremo, hacen imposible el funcionamiento de ningún vehículo mecanizado en su superficie. En Calderia, además, no existen los dromedarios ni ninguna otra raza que se haya adaptado a las rutas desérticas. Por ello, la vida del viajante que se adentra en él depende exclusivamente de la comida y el agua que pueda portar consigo. Son muchos los que se han creído capaces de desafiar tal limitación. Hasta el momento ninguno ha regresado para relatar su triunfo. En las provincias del oeste, surcadas por ríos anchos y perezosos, es donde se concentra la población calderiana. Ignoran desde siempre el desierto al considerar que no puede sacarse nada útil de allí.
</p><p>Las instituciones de gobierno de Calderia son estables, aunque autoritarias. Los calderianos han sobrevivido a la violenta historia del continente, y sus cronistas han podido escribir los anales de siglos pasados. Sin embargo, hay una historia que se resisten a dejar por escrito, aunque es conocida por todos: la que relata las insensatas empresas del ministro Klausewicz. El recuerdo del ministro loco todavía les asedia. Y les alerta, en voz baja, de los riesgos de la genialidad cuando se une a la soberbia; Cuando se desliza progresivamente hacia las sombras de la locura.
</p><p>Carl Kron Klausewicz era ministro de la ilustre majestad de Calderia desde los veintiún años. Era también excesivo, cruel, y de una frialdad aterradora. Su brillantez profesional, unida a la influencia de su poderosa familia, le habían permitido mantenerse en el consejo de ministros durante dos décadas de forma ininterrumpida. Suya había sido la iniciativa que lograría otorgar a la capital, Klanshteburgo, un sistema de cloacas que terminó con sus graves problemas de insalubridad. Suya fue la reorganización del ejército y la estabilización de la economía, aquejada hasta entonces de frecuentes fiebres inflacionarias. Parecía no haber adversidad que el brillante político no supiera manejar. No obstante, la desigualdad social extrema, y la mendicidad, se acrecentaba cada día en las grandes ciudades del país, inmune a cualquier intento del gobierno por liquidarla.
</p><p>Calderia seguía desarrollándose, orgullosa, inaugurando grandes obras públicas y monumentos que pregonaban la grandeza de su rey. Pero siempre había figuras sombrías cubiertas con harapos, que contemplaban azorados, desde solitarios callejones, la brillantez de aquella sociedad, que les albergaba con íntima vergüenza. Para los mendigos parecía que nada cambiara nunca. Klausewicz lo sabía; Los observaba a menudo desde su automóvil oficial, en las noches de ópera y fiestas. Ninguna de sus medidas. ni las autoritarias ni las más benignas, habían conseguido eliminar esa lacra social, que ofendía íntimamente a los calderianos de bien. Sus enemigos no dejaban de recordárselo, satisfechos de poder marcarle con un fracaso. Su orgullo herido hizo que, poco a poco, cada pedigüeño que contemplaba, se convirtiera para él en un insultante recordatorio de que él —también— compartía el fracaso inherente a la existencia.
</p><p>Llegó a pensar que los mendigos vivían en las calles por decisión propia. Que rechazaban por orgullo y vocación todos los esfuerzos del gobierno —sus esfuerzos— por integrarlos en la “normalidad”. Finalmente creció en su interior una obsesión y odio de tal magnitud, que acabó ofuscándole, derrotando a su sentido común y a su poderosa lógica mental.
</p><p>Los sótanos del ministerio de asuntos internos acumulaban mugre y humedad. Fue allí, en un destartalado despacho, donde el ministro se encerró para reflexionar, en busca de una solución final. Tres semanas después emergía con una solución mesiánica... Y a la vez inmoral, al partir de supuestos despiadados. Klausewicz había concluido, tras muchos vericuetos mentales, que, si los mendigos rechazaban su ayuda, lo más compasivo y práctico sería facilitarles los medios para alcanzar la culminación de su existencia.
</p><p>Con su prestigio político en su cenit, el político tenía su disposición la totalidad de los recursos del estado. Comenzó su empresa con la construcción, en el borde oeste del inmenso desierto, de un gran depósito de agua. Terminado éste, montaron tuberías a lo largo de veinte kilómetros en dirección al centro del páramo, hecho lo cual construyeron un nuevo depósito que a su vez rellenaron de agua. Repitieron esta mecánica durante meses, siempre en la misma dirección. Dos años después habían conseguido alcanzar el corazón del tórrido yermo. Una vez establecida la vía para llegar al inhóspito lugar sin perecer en el intento comenzaron a enviar a través de aquella línea de vida tanto materiales como suministros y obreros. Estos últimos dedicaron cuatro años a llevar a cabo la obra concebida por el febril ministro. Cuando la finalizaron, regresaron, cercanos a la desesperación, a la capital.
</p><p>La siguiente etapa fue aún más sombría. Durante tres secretas noches, a espaldas de la ciudadanía, los cuerpos del orden y la policía secreta localizaron y raptaron a todos los vagabundos de la capital y las otras grandes ciudades calderianas. Al cuarto día, un regimiento inició un viaje clandestino al centro del desierto, con sus capturas narcotizadas transportadas en carromatos, como fardos de grano. Pocos meses después los soldados regresaron, consumada ya la acción encomendada. Todos ellos fueron conminados a guardar silencio bajo amenaza de ejecución sumaria.
</p><p>Cuando el efecto de las drogas remitieron, los mendigos comenzaron a despertar, aturdidos por la prolongada narcosis. Cuando pudieron levantar la vista, se encontraron en un lugar que les resultó inconcebible. Estaban en medio de una inmensa y desconocida ciudad, esplendorosa por otra parte. Los edificios, altos e imponentes, soberbios en su estilo neoclásico y art decó, refulgían desde sus planchas de alabastro. Delicadas filigranas de arenisca coronaban los esbeltos. Las calles, con anchas sus aceras de granito y gráciles bolardos de cobre, tenían un marcado aire señorial Todo lo que les rodeaba era un exquisito ejercicio de delicadeza arquitectónica. El cielo era de un azul tan profundo y limpio que resultaba intimidante a la vista.
</p><p>Para los que provenían de Klanshteburgo, el nuevo entorno les evocaba una copia, ligeramente alterada, de la capital. Como esos espejos defectuosos en los que tardamos en advertir la ligera deformación con la que nos devuelven nuestro reflejo, el trazado de aquella desconocida ciudad era más sinuoso y zigzagueante. Pareciera que su diseñador tuviera un alma más tortuosa, más aviesa que la del creador de su remota hermana.
</p><p>No obstante, la elegancia urbana se iba difuminando a medida que se aventuraron hacia los límites de la ciudad, donde poco a poco encontraron barrios más modestos, de estética industrial, Más allá de los límites, descubrieron con estupor un arenal infinito. Pronto comprobarían que les rodeaba por completo.
</p><p>Más sorprendente todavía fue verificar que la ciudad estaba deshabitada, a excepción de ellos. Pareciera que los habitantes de aquella rotunda urbe se hubieran esfumado.
</p><p>Pero fue al comenzar a buscar sustento, cuando comenzaron a vislumbrar la aterradora realidad. En su rastreo, y no encontrando nada en las calles, intentaron entrar en almacenes de la zona industrial, en los cuartos traseros de algunos restaurantes, en cualquier lugar, en definitiva, donde suponían pudiera haber alimentos. Fue imposible acceder a ellos. Las puertas estaban cerradas con gruesos candados. Cuando consiguieron romper algunos y forzar las cancelas, encontraron, tras ellas, gruesas paredes de hormigón. Lo mismo sucedió cuando, desde los patios interiores de los edificios nobles, intentaron acceder a las escaleras que conducían a los lujosos pisos superiores. O al intentar forzar las ventanas de los edificios públios. Todas habían sido construidas con un cristal de extraordinario grosor, inmune a los golpes. Ya en plena desesperación, intentaron acceder a cualquiera de las casas unifamiliares de la ciudad,a través de tejados, por los canales de desagüe... El fracaso fue idéntico.
</p><p>El enajenado ministro había construido, en el centro de un páramo infinito, una ciudad para los vagabundos, concebida para que transcurrieran allí sus vidas callejeras e insalubres. En nada inferior a la grandiosa Klanshteburgo; ni en las relucientes calles que dormían al sol, ni en sus oscuras y lujosas entrañas Su orgullo no le habría permitido construir nada menor que el modelo original.
</p><p>Pero, en su insania, Klausewicz les negaba a sus habitantes el derecho a una existencia normal. Vagabundos eran por propia decisión. Vagabundos —pues— vivirían y morirían. En las calles. Los interiores de todos los edificios estaban prohibidos para ellos. Podían vislumbrar, a través de los ventanales, los interiores confortables y cálidos. Los jardines en los áticos se adivinaban ordenados y pulcros. Los interiores de los restaurantes mostraban mesas dispuestas con inmaculado orden, con cubiertos plateados y flores coronando las mesas. Las carrozas estaban alineadas enfrente del magnífico palacio de la ópera, esperando a los caballos. Todo era cotidiano, cercano. Pero era imposible acceder a ninguna de aquellas singulares construcciones. La solución final del político calderiano era esa: Todos ellos vivirían y morirían en las calles. Sin hollar jamás ninguna estancia. Sin descansar nunca bajo un techo protector. Sin profanar, ni ahora ni mañana, hogar alguno. Fieles a su esencia.
</p><p>La existencia de esta ciudad fantasmal permitiría, además, que el resto de urbes de Calderia alcanzaran el tantas veces postergado cénit, liberados al fin de la lacra de la mendicidad.
</p><p>Los vagabundos, presos del asombro ante su insólita situación, temieron por sus vidas. Tenían la suficiente agua —los obreros habían construido fuentes que se nutrían de profundos pozos y les daban el líquido necesario para no sucumbir de sed—. Pero no encontraban comida alguna.
</p><p>La segunda noche en aquel mundo especular les dio alivio, pero a la vez, nuevas y terribes certezas. Algunos, despiertos por el hambre en lo profundo de la noche, creyeron percibir un débil rumor que llegaba del cielo. Luego oyeron, esta vez más nítidamente, golpes fuertes y secos en distintos puntos de la ciudad. Al levantarse el sol, pudieron comprobar, atónitos, la magnitud del delirio del taumaturgo que había diseñado el escenario para resto de sus días. A lo largo y ancho de toda la ciudad, grandes sacas habían caído del cielo; Estaban llenas de basura y restos de cocina de restaurantes.
</p><p>Klausewicz había establecido que, una vez por semana, en la oscuridad de la noche, el dirigible real sobrevolara la ciudad de los mendigos, y dejara caer en ella los desperdicios que se hubieran recolectado en Klanshteburgo durante la semana anterior.
</p><p>Los más osados, decididos a abandonar aquella cárcel de cemento y polvo, comenzaron a seguir los restos de las tuberías que unieran antaño los depósitos de agua. Cuando llegaron, exhaustos, al primero de ellos, comprobaron que había sido destruido por lo soldados en su retorno a la civilización. No fueron más allá.
</p><p>A la tercera semana, cuando de nuevo llovieron desde el cielo los despojos de Klanshteburgo, los hombre y mujeres se miraron unos a otros, intentando asumir la evidencia de que nada iba a cambiar. De que ésa, y no otra, iba a ser su vida hasta el final de sus días En los ojos de sus compañeros pudieron leer estupor y pánico.
</p><p>La caída de Klausewicz se produjo pocos meses después de estos hechos. Había culminado su obra, la que había intuido que sería el culmen de su carrera. Pero la vanidad de los locos es la peor de todas, porque no hay razón que se le oponga. Pocos meses después, empezó a elaborar el plan para crear una nueva ciudad al lado de la capital, que doblaría en extensión a ésta y a la que sólo podría acceder la nobleza. Una ciudad que recogiera lo más refinado de la sociedad calderiense, destinada exclusivamente a la ópera, el teatro y las fiestas galantes. Los enemigos políticos del gobierno residirían en sus alcantarillas, sobreviviendo con los restos que despreciaran los habitantes de la superficie. Esta vez, cometió la imprudencia de compartir su proyecto en el consejo de ministros, seguro —y ansioso— de la admiración de sus colegas. Estos informaron esa misma noche al rey, temerosos del ministro brillante y desequilibrado. Tres días más tarde Klausewicz fue detenido por la policía secreta, y conducido a su mansión en las afueras. Los ocho años que le quedaban de vida los pasó allí, bajo un estricto arresto domiciliario.
</p><p>Cuando revisaron los documentos secretos de su ministerio encontraron todos los planos y los documentos logísticos de su ciudad soñada en el desierto. Los interrogatorios a los soldados y obreros que habían participado en las acciones secretas dieron fruto, y el gobierno pudo reconstruir, sobrecogido por su magnitud, la obra de Klausewicz. Para aquel entonces el escándalo ya se había hecho público, y las filtraciones fueron inevitables. Pronto toda la sociedad, abochornada, supo de la gesta maldita.
</p><p>Sin embargo, nadie hizo nada por rescatar a los vagabundos de su cárcel de arena. El temor a lo que preveían encontrarse, unido a una profunda vergüenza, hizo que todos, gobierno y gobernados, miraran hacia otro lado. Ni el Desierto del Este ni los vagabundos les había interesado hasta ese momento. Decidieron que eso iba a continuar así. El dirigible continuó saliendo cada semana en dirección a la ciudad de los vagabundos, durante décadas, sin que nadie preguntara. Tan solo añadieron al cargamento semanal unos rudimentarios odres de agua. La medida conseguía aliviar un poco su vergüenza.
</p><p>La comunidad de vagabundos consiguió sobrevivir, contrariamente a lo que ellos mismos esperaban. Con enorme esfuerzo, lograron ampliar y canalizar el caudal de agua que salía de los pozos a través de las fuentes. Con este primer logro pudieron desarrollar, poco a poco, una agricultura primitiva, partiendo para ello de las semillas todavía presentes en los despojos vegetales que les llegaban en las sacas semanales. Construyeron refugios en las calles para guarecerse de los tornados. Lograron no caer en el caudillismo ni en la brutalidad de clanes, no sin grandes dificultades y frecuentes retrocesos, a menudo cruentos. Instituyeron, gradualmente, rudimentarias fórmulas de organización social y autogobierno; de cuidado de los enfermos y hasta de entretenimiento —el torneo de cuentos semanal les consolaba enormemente—.
</p><p>Diez meses después de ser abandonados, nació el primer niño en la metrópolis. Fue entonces cuando algunos de sus habitantes empezaron a intuir que la decisión desquiciada que les había llevado hasta ese entorno hostil, tal vez fuera, en realidad, una segunda oportunidad para ellos. Tras unos pocos años lograron, con el sacrificio de muchos de ellos, mantener a raya y derrotar, finalmente, a la amenaza de la barbarie. No volvieron a intentar salir del desierto. Cobijaban todavía el recuerdo de su anterior vida entre asfalto y hormigón, Del rechazo y desprecio de los calderianos. Nada les esperaba allí, nada necesitaban de la sociedad que les había repudiado.
</p><p>Calderia siguió así existiendo durante siglos. Albergando en su interior dos sociedades. Ninguna de ellas intentó nunca comunicarse con la otra. Una, despótica y arbitraria, prefirió guardar en las catacumbas de su propia historia la felonía cometida. La otra, por amor a su nueva libertad, decidió buscar, en su propio seno, la compasión y la solidaridad tantas veces negada a sis integrantes en anteriores existencias. Como un diamante enterrado en la arena.
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</p>Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-46001496646279081932022-10-06T08:52:00.005-07:002022-10-06T08:52:51.335-07:00.<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvQdtKXe5gupsfIEl4kxyszKXqyvflmE6Uv-yjsIhFcJGm8Ng6bdycKZP1G0rZfgSol8m1OOCrkWq8w7-f94X9ZsGvtKNtzY7W4c9BxcKMT_RMXqxyaojF8a7a6F9BPBNSDvgWkiz6U-Re8m5X9FLvrLSzqThpiQxQcJbpAzE4ClkebBeEl5xnEn4T/s491/pl.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="487" data-original-width="491" height="317" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvQdtKXe5gupsfIEl4kxyszKXqyvflmE6Uv-yjsIhFcJGm8Ng6bdycKZP1G0rZfgSol8m1OOCrkWq8w7-f94X9ZsGvtKNtzY7W4c9BxcKMT_RMXqxyaojF8a7a6F9BPBNSDvgWkiz6U-Re8m5X9FLvrLSzqThpiQxQcJbpAzE4ClkebBeEl5xnEn4T/s320/pl.png" width="320" /></a></div><br /><p></p><p></p><p align="justify" style="line-height: 122%; margin-bottom: 0.35cm;">
<span style="font-family: arial;"><span lang="es-ES-u-co-trad">Llevo
diecisiete meses entre el volante y los fogones de mi vieja
foodtruck. Digo vieja porque la compré de segunda mano y por
entonces ya tenía doce años. Pero mire, no la cambiaría por
ninguna otra; es resistente y noble, me ha respondido en todos los
apuros; Confío en ella más que en mi pulso. Me acompaña mi hijo
Pierre. Nació en Mulligan, donde vivíamos, pero su madre (que en
paz descanse) era francófila. En fin. Yo siempre había sido un
cocinillas ¿sabe?, y con el tiempo se me agudizó la afición. Pero
fue la muerte de Patty Lu en aquel maldito incendio lo que me
decidió. Ya nada nos ataba a nuestro apartamento, y la verdad es que
el horno ya no estaba para bollos, como se suele decir. Pedrito
estuvo de acuerdo. Así que compramos el trasto, nos aprovisionamos,
y nos lanzamos a la carretera sin menús preparados ni planificación
alguna. No nos importó. La verdad es que por entonces no nos
importaba apenas nada.</span></span></p>
<p align="justify" style="line-height: 122%; margin-bottom: 0.35cm;"><span style="font-family: arial;"><span><span lang="es-ES-u-co-trad">¿Y
sabe? No me arrepiento, y creo que mi hijo tampoco. Esta vida es dura
a veces, pero nos ha reportado experiencias que nunca habríamos
imaginado. Nuevas personas, nuevas historias, el contacto directo con
seres humanos que de otra forma nunca habríamos conocido. La
libertad de ir donde queramos. Dormimos en la propia furgoneta, Pedro
en la parte trasera dentro de su saco y yo en los asientos
delanteros, con la escopeta en el suelo por si acaso. Nunca sabemos
dónde estaremos al día siguiente, nos dejamos llevar por las
carreteras y por el destino. </span></span>
</span></p>
<p align="justify" style="line-height: 122%; margin-bottom: 0.35cm;"><span style="font-family: arial;"><span lang="es-ES-u-co-trad">Por
supuesto ha habido situaciones complicadas. Ayer mismo una cherrie
nos pidió “carne amasada”. Ni Pedro ni yo sabíamos a qué se
refería, así que no pudimos satisfacerla. Se nos rompió el corazón
cuando rechazó nuestras hamburguesas crush-melt y se alejó cojeando
sobre sus muñoncitos hacia su choza destartalada. Si lo hubiera
aceptado se la habríamos dado incluso gratis. En fin.</span></span></p>
<p align="justify" style="line-height: 122%; margin-bottom: 0.35cm;"><span style="font-family: arial;"><span lang="es-ES-u-co-trad">Tampoco
fue agradable aquella ocasión en el polígono. Ya tuvimos duda al
entrar en el mismo. Son lugares donde con un poco de suerte se puede
canjear la comida por artículos interesantes, pero donde también
hay sus riesgos. Y aquella tarde tuvimos que salir por piernas, como
se suele decir. Se nos echaron encima y ni el cristal de protección
parecía suficiente para los garrotazos que soltaban a la furgoneta.
Pero el motor arrancó, Pedro se echó al suelo y el motor diésel de
ocho cilindros mostró todo su poder y nos sacó en el último
momento.</span></span></p>
<p align="justify" style="line-height: 122%; margin-bottom: 0.35cm;"><span style="font-family: arial;"><span lang="es-ES-u-co-trad">Hoy
en cambio la fortuna nos ha compensado. Hemos podido parar en un
recodo de la transnacional 7, o mejor dicho de una comarcal que se
alejaba unos pocos kilómetros de la vía principal. Aparcamos junto
a un lago de aguas negras rodeado de árboles espesos y morados.
Pudimos descansar, rebozarnos un poco en la hierba de un claro
cercano y hasta bañarnos en una laguna negra para quitarnos la
mugre. Qué maravilla…</span></span></p>
<p align="justify" style="line-height: 122%; margin-bottom: 0.35cm;"><span style="font-family: arial;"><span lang="es-ES-u-co-trad">Incluso
he recuperado mi vida amorosa. Me da vergüenza escribirlo así, pero
es que siempre fui un poco pudoroso para estas cosas. Nada serio,
¿sabe? Algunos encuentros causales con mujeres sin alteraciones que
también se sentían solas. Nada prolongado (es imposible en nuestro
oficio), pero de gran importancia para mí. Mi hijo no lo ve con
malos ojos. Menos mal.</span></span></p>
<p align="justify" style="line-height: 122%; margin-bottom: 0.35cm;"><span style="font-family: arial;"><span><span lang="es-ES-u-co-trad">No
sé qué querrá ser de mayor Pedrito. Con quince años es ya muy
maduro, pero respecto a su futuro no tiene todavía las ideas claras.
No me gustaría que fuera recolector. Es una vida que parece
atractiva pero en la que puedes salir malparado muy fácilmente.
Trampero como nosotros no me parecería mal. Además tiene dotes para
el negocio. Por otro lado, dicen que en algunos lugares hay una cosa
llamada universidad, que les da una formación que yo no puedo
transmitir. Bueno, eso sería un sueño ¿no? Pero no me quiero
imaginar lo que deben pedir a cambio. O sí que me lo imagino. Y
quiero seguir con mis dos riñones en su sitio, nunca sabes cuándo
te va a fallar uno de ellos, más aún con el agua salobre que
bebemos a menudo. </span></span>
</span></p>
<p align="justify" style="line-height: 122%; margin-bottom: 0.11cm;"><span style="font-family: arial;"><span><span lang="es-ES-u-co-trad">Lo
que espero de corazón es que no se una a los black-trucks. Estoy de
acuerdo en que uno tiene que ganarse la vida. ¡Faltaría más! Pero
hay cosas por las que no paso, y por las que espero que él tampoco
pase. Y eso de recurrir a cadáveres abandonados en vez de comprar o
cazar por ti mismo la carne fresca que necesitas, no es de gente con
principios. Es propio de carroñeros. Sobre todo cuando en verano el
suministro disminuye, están desesperados y recurren a ratas y perros
muertos. Eso es asqueroso. </span></span>
</span></p>
<p align="justify" style="line-height: 122%; margin-bottom: 0.11cm;"><span style="font-family: arial;"><span><span lang="es-ES-u-co-trad">Porque
¿sabe una cosa? Además de que son cadáveres, y por tanto las
trazas de la radiación que les ha matado son mucho más intensas, su
carne no tiene nada que ver con la carne de verdad. La carne de vaca,
de cordero, de cabra. O la carne humana claro. No hay nada de malo en
usar a un humano para hacer hamburguesas, siempre y cuando su carne
sea tierna, ligeramente veteada de grasa, lo suficiente para aportar
sabor... en fin, ya me entienden. En cambio con carne de ratas o
perros vivos o muertos cuesta muchísimo hacer hamburguesas decentes
y el sabor es bastante horrible. Lo sé por experiencia. Y por ahí
no paso. </span></span>
</span></p>
<p align="justify" style="line-height: 122%; margin-bottom: 0.35cm;"><span style="font-family: arial;"><span lang="es-ES-u-co-trad">Porque
yo podré tener muchos defectos, pero la calidad de la materia prima
y el servicio al cliente será siempre mi lema por encima de todo.</span></span></p><br /><p></p>Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-77626140814280711502022-05-18T11:12:00.006-07:002022-05-18T11:26:53.887-07:00EL FIN DE LA DIVERSIÓN<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1COoXDeP6s1EqUJpkOb1rAdY_9brJP7pycFOHBpolUh_-65Vg7W92M36pS4AtVOwRL4LY1SW9WAClvQMzyPViS6mrwQImYDbTjGueB98joTOXjauv2kVbfsMtuQSEreo41_TIPCQto9m27v0hj6NyAI_Scd-fduezEO17ha_j2fl7ai_UKu5YF9OY/s520/Captura%20de%20pantalla%202022-05-18%20201123.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="436" data-original-width="520" height="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1COoXDeP6s1EqUJpkOb1rAdY_9brJP7pycFOHBpolUh_-65Vg7W92M36pS4AtVOwRL4LY1SW9WAClvQMzyPViS6mrwQImYDbTjGueB98joTOXjauv2kVbfsMtuQSEreo41_TIPCQto9m27v0hj6NyAI_Scd-fduezEO17ha_j2fl7ai_UKu5YF9OY/s320/Captura%20de%20pantalla%202022-05-18%20201123.png" width="320" /></a></div><p></p><p><span style="font-family: arial;">Hubo un tiempo, que ahora nos parece remoto, en que muchas cosas se hacían por y para el placer de los sentidos. Encendías la televisión (el televisor, lo llamábamos) y veías a un tipo francés terriblemente hortera cantar "La Barbacoa". Te podía horripilar o te podía gustar, pero en cualquiera de los dos supuestos sabías que si escuchabas la canción estarías en un chiringuito de playa tomándote un gintonic, ajeno a los Grandes Problemas del Mundo. Ibas al cine y veías a un tal Sylvester Stallone pegando mamporros y matando personas sin ton ni son y con cara de zapato. Te podía horrorizar o te podía gustar, pero si te metías en el cine con tu bolsita de palomitas ya sabías lo que te iban a dar, y a odo el mundo le parecía natural. Le parecía BIEN.</span></p><p class="x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0" id="E-3505" is="qowt-word-para" qowt-eid="E-3505" qowt-entry="undefined" qowt-lvl="undefined"><span style="font-family: arial;"><span id="E-3506" is="qowt-word-run" qowt-eid="E-3506">Ya no es así en el 2022. Ya no puedes leer una novela de aventuras con piratas y princesas. La legitimación de los modelos heteropatriarcales y machistas es un pecado que NO debes cometer. No se te ocurra escuchar una canción entonada por un señor de Murcia con bigote . Uf, huele a fascismo. Solo nos admiten escuchar a cantantes de trap (traperos) que nos escupen lo machistas, egoistas y explotadores que somos como miembros de la humilde clase media española.</span>
</span></p><p class="x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0" id="E-5837" is="qowt-word-para" qowt-eid="E-5837" qowt-entry="undefined" qowt-lvl="undefined"><span style="font-family: arial;"><span id="E-5838" is="qowt-word-run" qowt-eid="E-5838">Ya no puedes disfrutar con las engoladas y cursis canciones de Eurovisión (guayominí, tuelf points). Ahora solo tienen cabida las que hablan de la deficiente seguridad social en Serbia, o de la LGTBIQR+fobia, o de cualquier causa solidaria o justiciera que te recuerde lo cabrón e insolidario que siempre has sido.</span>
</span></p><p class="x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0" id="E-7560" is="qowt-word-para" qowt-eid="E-7560" qowt-entry="undefined" qowt-lvl="undefined"><span style="font-family: arial;"><span id="E-7561" is="qowt-word-run" qowt-eid="E-7561">No sé desde cuando las novelas, las canciones, las pinturas, cualquier expresión artística, cualquier acción irrelevante, debe tener una coartada progre-solidaria para superar el filtro de los nuevos censores, guardianes de la moral buenista y woke que resulta finalmente más puritana que las viudas de misa diaria y pastelitos de nata los sábados.</span>
</span></p><p class="x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0" id="E-9098" is="qowt-word-para" qowt-eid="E-9098" qowt-entry="undefined" qowt-lvl="undefined"><span style="font-family: arial;"><span id="E-9099" is="qowt-word-run" qowt-eid="E-9099">La diversión ha desaparecido. Una cantante profesional hasta el hartazgo es acusada de estar pornificada por enseñar cacha y culo. Si Rafaela Carrá levantara la cabeza. Pero si tu madre guarda caldo en la nevera como para detener guerras, entonces la teta es teta buena. Si te pillan en un renuncio te sacan en televisión treinta años después de haberlo cometido. Pero si eres del bando correcto, cualquier error será jsutificable bajo la excusa de que "estás en pleno proceso de deconstrucción".</span></span></p><p class="x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0" id="E-10325" is="qowt-word-para" qowt-eid="E-10325" qowt-entry="undefined" qowt-lvl="undefined"><span style="font-family: arial;"><span id="E-10326" is="qowt-word-run" qowt-eid="E-10326">No sé cuando se torció todo la verdad. Pero esta sociedad, además de empezar a dar asco, se empieza a parecer a la de 1984. Con un ministerio de la Verdad y una neolengua.</span>
</span></p><p class="x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0 x-scope qowt-word-para-0" id="E-12281" is="qowt-word-para" qowt-eid="E-12281" qowt-entry="undefined" qowt-lvl="undefined"><span id="E-12282" is="qowt-word-run" qowt-eid="E-12282"><span style="font-family: arial;">Y lo peor... ya no hay cabida en ella para la diversión por la diversión. Dios,qué aburrimiento</span></span></p>Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-34554473848668884802015-10-28T00:40:00.003-07:002022-10-30T07:46:39.755-07:00La Calle de los Mendigos<div style="text-align: left;">
Mario Levrero</div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Extraigo un cigarrillo y lo llevo a los labios; acerco el encendedor y lo hago funcionar, pero no enciende. Me sorprende, porque hace pocos momentos marchaba perfectamente, la llama era buena, y nada indicaba que el combustible estuviera por agotarse; es más: recuerdo haberle puesto piedra nueva, y una nueva carga de disán, hace apenas unas horas.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Acciono, sin resultado, repetidas veces el mecanismo; compruebo que se produce la chispa; entonces, con un cuentagotas, vuelvo a llenar el tanque de disán.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Tampoco enciende, ahora.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">En varios años nunca había fallado así. Me propuse buscar el desperfecto.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Con una moneda le quito nuevamente el tornillo que cierra el tanque; esto no parece contribuir a desarmarlo. Con la misma moneda, quito luego el tornillo correspondiente al conducto de la piedra; sale también un resorte, que está enganchado a la punta del tornillo. En el otro extremo, el resorte lleva una pieza de metal, parecida a la piedra (que también sale, junto con algunos filamentos, blancos y del largo del resorte, en los que nunca me había fijado). El encendedor sigue siendo una pieza entera; en nada he adelantado quitando estos tornillos.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Lo examiné con más cuidado, y vi un tercer tornillo: es el que oficia de eje para la palanca que hace girar la rueda y provoca la chispa. Lo quito, pero ya no pude usar la moneda; debí servirme de un pequeño destornillador.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Tengo una colección de destornilladores, en total son muchos, van de menor a mayor, de uno a otro conservan las proporciones. Utilicé el más pequeño, aunque pude haber obtenido igual resultado con el N° 2, o el N° 3.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Salen algunos elementos: la palanca, el tornillo mismo (que, del otro lado, tiene una tuerca, aunque el aspecto exterior de esta tuerca es igual al de un tornillo; la parte no visible es hueca), dos o tres resortes y la ruedita con muescas; ésta rueda alegremente sobre la mesa, cae al suelo, y ya no la encuentro.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">El encendedor, sin embargo, me sigue pareciendo un todo; hay algo ofensivo en esa solidez, un desafío. Y permanece oculta la falla. Introduzco entonces el destornillador en distintos orificios; en primer término atraviesa el conducto de la piedra, y asoma la punta por la parte de arriba; en el receptáculo del combustible encuentro algodón, y no sigo explorando; luego investigo los orificios de la parte superior. Hay dos: uno de ellos es el extremo de otro conducto, cuya función desconozco; es un tubo acodado, el destornillador no puede seguir más allá. El otro es más ancho, recto; al final del mismo -a una distancia que, calculo, corresponde aproximadamente a la mitad del encendedor- la herramienta, girando, de pronto se detiene, atrapada por la cabeza de un tornillo, que resuelvo quitar; es corto y ancho; entonces, tiro con los dedos de una pequeña saliente, mientras con la mano izquierda sujeto la parte exterior del cuerpo del encendedor, y veo, complacido, que algo se desliza.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Queda en mi mano izquierda la delgada capa metálica; con un leve chasquido, en el momento en que termina de salir la parte interior, un pequeño conjunto metálico se expande (me sorprendo, porque el tamaño es aproximadamente cuatro veces mayor) y queda en mi mano derecha una réplica, tamaño gigante, que apenas conserva las proporciones, y algo del aspecto del encendedor, pero hay muchos huecos y vericuetos; imagino un mecanismo de resortes que, para volver a guardar este conjunto en su capa, debo comprimir (no imagino cómo, aunque intuyo que debe ser difícil); sólo un mecanismo de resortes puede explicar este sorprendente crecimiento.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Introduciendo el destornillador en varios orificios descubrí que hay tornillos insospechados; pero el número uno es ya demasiado pequeño para ellos, no hace una fuerza pareja y temo que se estropeen. Elijo otro; el ideal es el N° 4, aunque bien podría usar el N° 3 o el N° 5, quizás el N° 6, y aun el N° 7.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Quito algunos tornillos. Caen resortes, de un conducto salen una pieza metálica entera, aceitada (parece un émbolo), y un par de ruedas dentadas.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Descubro que el conjunto consta también de dos partes, una externa y otra interna; cuando no encuentro más tornillos, procedo a separarlas por el mismo procedimiento anterior. El fenómeno se repite con puntualidad, y obtengo una estructura aproximadamente cuatro veces más grande que la anterior (y dieciséis veces más grande que el encendedor), pero el peso es siempre más o menos el mismo; incluso diría que esta estructura es más liviana que el encendedor entero, lo cual, si a primera vista puede parecer extraño -especialmente cuando se sostiene en la palma de la mano-, es lógico; por ley, el contenido tiene que pesar menos que el encendedor completo, a pesar de que su tamaño, mediante el ingenioso mecanismo de resortes, pueda aumentar y, por ello, parecer más pesado.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Me decido a quitar el algodón; parece estar muy comprimido (lo que explica que el disán se conserve tantos días en el interior del tanque -muchos más que en otros encendedores). El tanque ha crecido proporcionalmente, y ahora el algodón está más flojo; el contenido, compruebo, equivale a muchos paquetes grandes; no me ha costado trabajo quitarlo, porque mi mano entra entera en el tanque.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">A esta altura, pienso que me va a ser muy difícil volver a armar el encendedor; quizás ya no pueda volver a usarlo. Pero no me importa; la curiosidad por el mecanismo me impulsa a seguir trabajando; ya no me interesa averiguar la causa de la falla (y creo que ya no estoy en condiciones de darme cuenta de dónde está esa falla), sino llegar a tener una idea de la estructura de ciertos encendedores.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">No uso, ahora, destornillador, para investigar los conductos; mi mano cabe cómodamente en la mayoría de ellos. Es curioso el intrincamiento de algunos, semejante a un laberinto; mi mano encuentra a veces varios huecos en un mismo conducto, explora uno -que no es más que el principio, o el final, de otro conducto, y que a su vez tiene varios huecos que corresponden a otros tantos conductos. Hay menos tornillos, y también, en apariencia, actúa una menor cantidad de resortes.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Siguiendo con la mano, y parte del brazo, uno de los conductos y algunos de sus derivados, llego a un lugar que parece estar próximo al centro de la estructura; allí mis dedos palpan unas bolitas metálicas. Tienen la particularidad de estar sueltas a medias, como la punta de un bolígrafo; puedo hacerlas girar empujándolas con el dedo.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Presiono con más fuerza sobre una de ellas, y se desprende de la lámina metálica que la sujeta; comienza a rodar por los conductos y cae fuera de la estructura. Observo que su tamaño es como el de una bolita de las que los niños usan para jugar. Caen muchas. Diez o doce, o más. Tomo una de ellas y me sorprende el peso; parece que fuera una pieza entera. Pero de ser así, no me explico cómo pudo caber dentro del primitivo tamaño de encendedor. Pienso que, probablemente, también se hayan expandido mediante un sistema de resortes; me sigue llamando la atención el peso.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">De pronto me sentí atacado por el sueño. Miré el reloj y vi que eran las dos de la madrugada. Es fascinante cómo uno se olvida del paso del tiempo cuando está entretenido en algo que le interesa. Pensé que debía irme a la cama, pero no puedo abandonar el trabajo. Quiero llegar, me propongo, a descubrir la última estructura, o a que el encendedor se desarme en su totalidad, se descomponga en cada uno de sus elementos.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Ahora, después de un par de operaciones, mediante las cuales vuelvo a separar la estructura en dos (una capa, o cáscara y una estructura cuadruplicada), el encendedor ocupa más de la mitad de la pieza; esta última estructura ya no se parece en nada al encendedor, sus formas son menos rígidas, hay curvas; si tuviera espacio suficiente para mirarla desde cierta distancia, quizás pudiera afirmar que es casi esférica.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Solamente a través del encendedor puedo pasar de un extremo a otro de la habitación; lo hago con cierta comodidad, aunque debo arrastrarme. Se me ocurre que si lo separara nuevamente en dos partes, obtendría una estructura por la cual podría andar sobre mis piernas. Pero temo, es casi una certeza, que ya no quepa en la habitación.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Hasta ahora he utilizado solamente uno de los conductos, que la atraviesa de lado a lado en forma rectilínea; pero hay otros, y siento tentación de meterme por ellos. Me atemorizan los laberintos; tomo un cono de hilo, ato el extremo a la manija de un cajón de la cómoda, y me introduzco en un conducto, que pronto tuerce la dirección y me lleva a otros.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Son blandos, sin dejar de ser metálicos; más que blandos, diría «muelles»; todavía se presiente la acción de resortes. Me maldigo: no se me ocurrió traer una linterna o, al menos, una caja de fósforos. La oscuridad se hizo total. Llevé, trabajosamente, la mano al bolsillo del pantalón, y solté la carcajada. Un movimiento reflejo, buscaba el encendedor en el bolsillo sin recordar que me encuentro dentro de él.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">«Debo regresar a buscar la linterna», pensé, y ya me disponía a remontar el hilo, para volver, cuando veo una débil luz ante mis ojos. «Una salida, o quizás el mismo orificio por el que entré» -pienso y sigo arrastrándome hacia adelante, hacia la luz; ésta se vuelve cada vez más fuerte.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Puedo apreciar entonces cómo es el lugar en que me encuentro; no es exactamente un túnel, en el sentido de conducto tubular cerrado; está compuesto por infinidad de pequeños elementos, aunque hay grandes columnas metálicas, algunas más anchas que mi cuerpo, que lo atraviesan; pero no puedo ver dónde comienzan ni dónde terminan.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Sigo avanzando y no logro llegar al exterior; la luz se va haciendo más intensa -quiero decir que ahora es un poco más fuerte que la de una vela-; no logro aún localizar su fuente.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Descubro que puedo incorporarme, y camino -aunque ligeramente encorvado.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Escucho gemidos.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">«Es la calle de los mendigos» -pienso-, y doy vuelta la esquina y veo la fuente de luz -un farol-, y por encima las estrellas.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; color: black; font-family: "Times New Roman"; font-size: medium; font-style: normal; font-variant: normal; font-weight: normal; letter-spacing: normal; line-height: normal; orphans: auto; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 1; word-spacing: 0px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">En efecto, hay mendigos suplicantes y con ulceraciones en brazos y piernas, la calle es empedrada, y empinada; los comercios están cerrados, las cortinas metálicas bajas.</span><br />
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="background-color: white; line-height: 19.404px;">«Debo buscar un bar que esté abierto» -pienso-. «Necesito cigarrillos, y fósforos».</span></span></div>
<div align="JUSTIFY"><br />
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<br />
ç</div>
Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-33071508448733245992014-10-25T01:54:00.005-07:002022-10-30T07:47:54.247-07:00SINGING ALBUMS<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="213" mozallowfullscreen="" src="//player.vimeo.com/video/109646378" webkitallowfullscreen="" width="500"></iframe> </div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Sacado de <a href="http://www.thisiscolossal.com/">aquí</a><br />
<span style="color: #444444;"><br /></span>
<br />
</div>
Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-32429403198138465762014-08-07T14:02:00.002-07:002014-08-07T14:14:51.347-07:00<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: large;"><b><span style="background-color: white; color: #545454; line-height: 18.200000762939453px;">" Las masas son femeninas y estúpidas</span><span style="background-color: white; color: #545454; line-height: 18.200000762939453px;">. Sólo la emoción y el odio pueden mantenerlas bajo control " </span></b></span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #444444;"> </span><span style="color: #444444; font-size: large;">Adolf Hitler</span></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="color: #444444; font-family: Georgia, Times New Roman, serif; font-size: large;"><b style="background-color: white;">"el fanatismo es la única forma de heroismo a la que pueden aspirar los débiles "</b></span> </blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"> <span style="background-color: white; color: #444444; font-size: large;">Goebbels</span></span></blockquote>
Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-773802184422098432014-08-04T11:41:00.001-07:002014-08-04T11:43:13.630-07:00Documentos sonoros<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;">Es bien conocido no?</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;">Una
imagen tal vez valga más de mil palabras, pero una palabra vale por millones de
imágenes. Y si esa palabra es hablada, entonces ya es la repera.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;">Tal
vez en ello resida el secreto de que, en plena era de la imagen instantánea, de
snapchat, pinterest, instagram, youtube etc, la radio conserve su salud
económica y artística (mientas que la prensa escrita se adentra en su
particular apocalipsis zombie, qué cosas).</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;">La
capacidad evocadora de la voz, la música y los sonidos ambientales supera con
pocos medios la mejor de las imágenes cinematográficas. Y todavía se pueden
encontrar estupendos ejemplos en la radio actual.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;">Uno de
ellos es el programa Documentos RNE, que cada sábado (ahora en verano de lunes
a sábado excepto los viernes) evoca durante casi una hora diferentes epopeyas o momentos
trascendentales de la historia con maravillosas ambientaciones sonoras y estupenda documentación de los contenidos.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;">A
destacar entre los recientes el dedicado a la I Guerra Mundial, y a la
Expedición Malaspina-Bustamante.</span><span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;">Para oírlos,basta con tener un modesto esmarfon, bajarse la app de RNE y buscar lso archivos en el apartado "A la carta" donde están disponibles los podcast.</span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-O8043f8M-lI/U9_TLpmm1kI/AAAAAAAAARQ/5UiLNBIObpU/s1600/IMG_4312.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-O8043f8M-lI/U9_TLpmm1kI/AAAAAAAAARQ/5UiLNBIObpU/s1600/IMG_4312.jpg" height="320" width="213" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: center;">
<br /></div>
Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-50317501353108078502014-07-13T08:06:00.002-07:002014-08-04T11:10:50.907-07:00<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">Era tarde y todos habían salido del café con excepción de un anciano que estaba sentado a la sombra que hacían las hojas del árbol, iluminado por la luz eléctrica. De día la calle estaba polvorienta, pero por la noche el rocío asentaba el polvo y al viejo le gustaba sentarse allí, tarde, porque aunque era sordo y por la noche reinaba la quietud, él notaba la diferencia. Los dos camareros del café notaban que el anciano estaba un poco ebrio; aunque era un buen cliente sabían que si tomaba demasiado se iría sin pagar, de modo que lo vigilaban.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-La semana pasada trató de suicidarse -dijo uno de ellos.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Por qué?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Estaba desesperado.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Por qué?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Por nada.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Cómo sabes que era por nada?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Porque tiene muchísimo dinero.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">Estaban sentados uno al lado del otro en una mesa próxima a la pared, cerca de la puerta del café, y miraban hacia la terraza donde las mesas estaban vacías, excepto la del viejo sentado a la sombra de las hojas, que el viento movía ligeramente. Una muchacha y un soldado pasaron por la calle. La luz del farol brilló sobre el número de cobre que llevaba el hombre en el cuello de la chaqueta. La muchacha iba descubierta y caminaba apresuradamente a su lado.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Los guardias civiles lo recogerán -dijo uno de los camareros.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Y qué importa si consigue lo que busca?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Sería mejor que se fuera ahora. Los guardias han pasado hace cinco minutos y volverán.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">El viejo sentado a la sombra golpeó su platillo con el vaso. El camarero joven se le acercó.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Qué desea?</span><br />
<span style="color: maroon;"></span><br />
<a name='more'></a></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">El viejo lo miró.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Otro coñac -dijo.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Se emborrachará usted -dijo el camarero. El viejo lo miró. El camarero se fue.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Se quedará toda la noche -dijo a su colega-. Tengo sueño y nunca puedo irme a la cama antes de las tres de la mañana. Debería haberse suicidado la semana pasada.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">El camarero tomó la botella de coñac y otro platillo del mostrador que se hallaba en la parte interior del café y se encaminó a la mesa del viejo. Puso el platillo sobre la mesa y llenó la copa de coñac.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Debía haberse suicidado usted la semana pasada -dijo al viejo sordo. El anciano hizo un movimiento con el dedo.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Un poco más -murmuró.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">El camarero terminó de llenar la copa hasta que el coñac desbordó y se deslizó por el pie de la copa hasta llegar al primer platillo.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Gracias -dijo el viejo.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">El camarero volvió con la botella al interior del café y se sentó nuevamente a la mesa con su colega.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Ya está borracho -dijo.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Se emborracha todas las noches.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Por qué quería suicidarse?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Cómo puedo saberlo?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Cómo lo hizo?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Se colgó de una cuerda.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Quién lo bajó?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Su sobrina.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Por qué lo hizo?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Por temor de que se condenara su alma.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Cuánto dinero tiene?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Muchísimo.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Debe tener ochenta años.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Sí, yo también diría que tiene ochenta.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Me gustaría que se fuera a su casa. Nunca puedo acostarme antes de las tres. ¿Qué hora es esa para irse a la cama?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Se queda porque le gusta.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Él está solo. Yo no. Tengo una mujer que me espera en la cama.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Él también tuvo una mujer.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Ahora una mujer no le serviría de nada.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-No puedes asegurarlo. Podría estar mejor si tuviera una mujer.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Su sobrina lo cuida.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Lo sé. Dijiste que le había cortado la soga.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-No me gustaría ser tan viejo. Un viejo es una cosa asquerosa.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-No siempre. Este hombre es limpio. Bebe sin derramarse el líquido encima. Aun ahora que está borracho, míralo.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-No quiero mirarlo. Quisiera que se fuera a su casa. No tiene ninguna consideración con los que trabajan.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">El viejo miró desde su copa hacia la calle y luego a los camareros.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Otro coñac -dijo, señalando su copa. Se le acercó el camarero que tenía prisa por irse.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¡Terminó! -dijo, hablando con esa omisión de la sintaxis que la gente estúpida emplea al hablar con los beodos o los extranjeros-. No más esta noche. Cerramos.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Otro -dijo el viejo.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¡No! ¡Terminó! -limpió el borde de la mesa con su servilleta y movió la cabeza de lado a lado.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">El viejo se puso de pie, contó lentamente los platillos, sacó del bolsillo un monedero de cuero y pagó las bebidas, dejando media peseta de propina.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">El camarero lo miraba mientras salía a la calle. El viejo caminaba un poco tambaleante, aunque con dignidad.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Por qué no lo dejaste que se quedara a beber? -preguntó el camarero que no tenía prisa. Estaban bajando las puertas metálicas-. Todavía no son las dos y media.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Quiero irme a casa.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Qué significa una hora?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Mucho más para mí que para él.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Una hora no tiene importancia.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Hablas como un viejo. Bien puede comprar una botella y bebérsela en su casa.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-No es lo mismo.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-No; no lo es -admitió el camarero que tenía esposa-. No quería ser injusto. Sólo tenía prisa.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Y tú? ¿No tienes miedo de llegar a tu casa antes de la hora de costumbre?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Estás tratando de insultarme?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-No, <i>hombre</i>, sólo quería hacerte una broma.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-No -el camarero que tenía prisa se irguió después de haber asegurado la puerta metálica-. Tengo confianza. Soy todo confianza.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Tienes juventud, confianza y un trabajo -dijo el camarero de más edad-. Lo tienes todo.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Y a ti, qué te falta?</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Todo; menos el trabajo.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Tienes todo lo que tengo yo.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-No. Nunca he tenido confianza y ya no soy joven.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Vamos. Deja de decir tonterías y cierra.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Soy de aquellos a quienes les gusta quedarse hasta tarde en el café -dijo el camarero de más edad-, con todos aquellos que no desean irse a la cama; con todos los que necesitan luz por la noche.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Yo quiero irme a casa y a la cama.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Somos muy diferentes -dijo el camarero de más edad. Se estaba vistiendo para irse a su casa-. No es sólo una cuestión de juventud y confianza, aunque esas cosas son muy hermosas. Todas las noches me resisto a cerrar porque puede haber alguien que necesite el café.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¡<i>Hombre</i>! Hay <i>bodegas</i> abiertas toda la noche.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-No entiendes. Este es un café limpio y agradable. Está bien iluminado. La luz es muy buena y también, ahora, las hojas hacen sombra.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Buenas noches -dijo el camarero más joven.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Buenas noches -dijo el otro. Continuó la conversación consigo mismo mientras apagaba las luces. Es la luz, por supuesto, pero es necesario que el lugar esté limpio y sea agradable. No quieres música. Definitivamente no quieres música. Tampoco puedes estar frente a una barra con dignidad aunque eso sea todo lo que proveemos a estas horas. ¿Qué temía? No era temor, no era miedo. Era una nada que conocía demasiado bien. Era una completa nada y un hombre también era nada. Era sólo eso y todo lo que se necesitaba era luz y una cierta limpieza y orden. Algunos vivieron en eso y nunca lo sintieron pero él sabía que todo eso <i>era nada y pues nada y nada y pues nada</i>. <i>Nada</i> nuestra que estás en <i>nada</i>, <i>nada</i> sea tu nombre <i>nada</i> tu reino <i>nada</i> tu voluntad así en <i>nada</i> como en <i>nada</i>. Danos este <i>nada</i> nuestro pan de cada <i>nada</i> y <i>nada</i> nuestros <i>nada</i> como también nosotros <i>nada</i> a nuestros <i>nada</i> y no nos <i>nada</i> en la <i>nada</i> mas líbranos de <i>nada</i>; <i>pues nada</i>. Ave nada llena de nada, nada está contigo. Sonrió y estaba frente a una barra con una cafetera a presión brillante.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Qué le sirvo?- preguntó el cantinero.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-<i>Nada</i>.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-<i>Otro loco más</i> -dijo el cantinero y le dio la espalda.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-Una copita -dijo el camarero.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">El cantinero se la sirvió.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-La luz es bien brillante y agradable pero la barra está opaca -dijo el camarero.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">El cantinero lo miró fijamente pero no respondió. Era demasiado tarde para comenzar una conversación.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-¿Quiere otra <i>copita</i>? -preguntó el cantinero.</span></div>
<div style="background-color: white; text-align: justify;">
<span style="color: maroon;">-No, gracias -dijo el camarero, y salió. Le disgustaban los bares y las <i>bodegas</i>. Un café limpio, bien iluminado, era algo muy distinto. Ahora, sin pensar más, volvería a su cuarto. Yacería en la cama y, finalmente, con la luz del día, se dormiría. Después de todo, se dijo, probablemente sólo sea insomnio. Muchos deben sufrir de lo mismo</span></div>
Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-32225150249518064642014-06-22T05:12:00.003-07:002022-10-30T07:49:13.602-07:00La Moral del Mendrugo<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Verdana, sans-serif" style="color: #0c343d; font-size: x-small;">Es una obviedad, pero la mayoría de las grandes
pasiones escritas son propias de los ociosos o de los trepas. Las tramas de Jane Austen, las
novelas góticas, las aventuras de Conan Doyle, sus protagonistas no tienen el problema de
dedicar doce horas al día a buscarse el sustento. Si lo tuvieran, seguramente
sus incontroladas pasiones se verían amuermadas. Hasta Victor Hugo tuvo que
inventarse una extraña trama industrial para sacar al Jean Valjean de sus
Miserables de la pobreza, hacerle
millonario y (entonces sí) poder hacerle jugar las cartas que le había dado el destino. Miserable, pero con medios. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Verdana, sans-serif" style="color: #0c343d; font-size: x-small;">Tal vez sea una de las gandezas
del Lazarillo, de Dickens, y de los
mosqueteros de Dumas. Jugar e inventar sobre la moral de la pobreza, del arribismo,
de la necesidad de cubrir las necesidades materiales. Hasta David Copperfield
debe cumplir su destino de gran escritor para poder alcanzar su fin literario.</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Verdana, sans-serif" style="font-size: x-small;"><span style="color: #0c343d;">Para cuándo una gran novela sobre
los perdedores, sobre los auténticos perdedores sociales. ¿O es que es difícil
imaginar honduras del alma cuando ésta se ve sometida a la angustia de buscar
cada día el mendrugo que echarse a la bo</span>ca?</span><br />
<span face="Verdana, sans-serif" style="font-size: x-small;"><br /></span><br /><span face="Verdana, sans-serif" style="font-size: xx-small;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Verdana, sans-serif" style="font-size: x-small;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="Verdana, sans-serif" style="font-size: x-small;"><br /></span></div>
Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-72088192734063401022013-10-28T23:35:00.003-07:002022-10-30T07:49:29.744-07:00ASCENSO Y REINADO DE LO CHONI<div class="MsoNormal">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTYtXUUu-kElCW7ValRl8GcW5PtUKNBCvOvJVP528KEzSKVwzd4OYillpHjE0cHVfBQ4sravwz_OubqVRzps71nIu49ScH6R9supekQtO7MEcC5Quojjjm9_0ql8BC-Iz2yOyX-wtv8fY/s1600/Captura.JPG" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="163" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTYtXUUu-kElCW7ValRl8GcW5PtUKNBCvOvJVP528KEzSKVwzd4OYillpHjE0cHVfBQ4sravwz_OubqVRzps71nIu49ScH6R9supekQtO7MEcC5Quojjjm9_0ql8BC-Iz2yOyX-wtv8fY/s320/Captura.JPG" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
No hay lugar para la duda: lo choni reina en España.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<div style="text-align: justify;">
Lo
que antes era marginal, calificado como cutre, asumido por muchos como desviaciones estéticas y sociales derivadas de la falta de formación, estilo y/o cultura, como previsible resultado de la imitación deformadora de modelos estéticos superiores realizada por ninfas de alma poligonera, se ha
convertido hoy en la norma, en el zeitgeist de la sociedad española, baremo y modelos de comportamiento de la enteléquica mujer promedio ibérica.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<div style="text-align: justify;">
Ha
ayudado a ello la explosión de los suburbios de las ciudades españolas y el fin
de la dicotomía estricta ámbito urbano
vs. ámbito rural, a más del modélico "porque yo lo valgo" de inspiración centenaria y esencia hispana. </div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<div style="text-align: justify;">
La
relativa novedad es que desde hace ya años las chonis han tomado conciencia de
su identidad como grupo social dominante, y de la identidad han pasado rápidamente al
orgullo identitario, a la constatación interna de que son así y de que está muy
bien que sean así, dejando en un rincón oscuro los complejos y calladas vergüenzas.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<div style="text-align: justify;">
Y ya
estamos inmersos en la tercera fase, que no spielbergiana sino antenatresera,
telecinquera, launera y sextera como paso previo al asalto del <i>pret a porter</i>, la constatación
ensayística y el reinado social. Ahora
son las televisiones abiertas las que reproducen una y otra vez el modelo de
programas y series donde "la choni" es protagonista absoluta, contribuyendo
de esta forma a su éxito y a la retroalimentación orgulloidentitaria.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<div style="text-align: justify;">
Y pronto
(aunque cueste creerlo), algún vanguardista-diseñador-y-modisto-español desdeñará
el inspirarse en centurias pasadas o en <i>demodés</i> estilos étnicos, y elevará a la
pasarela Cibeles convenientemente reciclada (ah, reciclaje de un estilo
reciclado, genialidad regnum!) elevará como decíamos la estética choni, que entonces podrá incorporarse por derecho
propio a la marca España, a la que ahora no obstante ya acecha. </div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<div style="text-align: justify;">
En
ese momento podremos corroborar tras largas décadas de debate intelectual estéril
que el hecho diferencial español existe, y que sirve para diferenciarnos de
esos aburridos centroeuropeos que sólo piensan en prima de riesgo, déficit y memeces
semejantes.</div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<div style="text-align: justify;">
PS:
Me relamo, me estremezco de placer sólo de pensar en el momento en que nazca
mediante un proceso previsible la diferenciación nacionalista, y surja un nuevo
subespecímen, la choni catalana, o vasca, o galleguiña...</div>
</div>
Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-8092866058347641432013-03-10T00:03:00.004-08:002015-11-05T00:19:38.267-08:00La comunidad irreal<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">No hay nada como los nuevos medios sociales para que algunos de nosotros (los seres humanos) mostremos esos rasgos de estupidez que inevitablemente llevamos dentro, contiguos (a veces) a otras actitudes más elevadas.</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Basta que ver la alegría con la que muchos famosos y artistillas se lanzan a contar todas sus opiniones por Twitter, para pocos meses después verse "obligados" a cerrar su cuenta al ver que la misma sirve en un 99% de casos para ser ridiculizados, parodiados o simplemente insultados de forma sistemática. ¿Qué esperaban? O mejor, ¿qué pensaban? Seguramente, creían, benditos, que la sociedad esta llena de personas inteligentes o por lo menos con cierto criterio. Y sí, claro, esas personas existen, pero a poco que reflexionaran, llegarían a la conclusión de que quien pertenezca a ese selecto grupo no va a dedicar su tiempo a seguir la cuenta de twitter de nadie famoso. Los que lo hacen, claro, son esa amplia, amplíííísima panoplia de aburridos mentales que dedican buena parte de su actividad mental a meterse con otros o a ridiculizar y sacar punta cualquier comentario ajeno. Es decir, a ejercitar el estilo ibérico por antonomasia. Con una ventaja, lo que antes se hacía en la barra de un bar ahora gracias a la tecnología lo pueden lanzar al mundo virtual y ser leído y compartido por miles de personas. Y esos son los que conforman la "comunidad twitter" en un amplio porcentaje. Je. Je...</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Por no hablar de facebook, instrumento que no puede dejar de ser utilizado por emisoras de radio y televisión para "pulsar" la opinión en tiempo real de sus teleoyentes. ¿De verdad piensan que son una muestra representativa de la sociedad aquellos que mientras ven un programa de televisión o radio conectan con su ordenador o tablet a facebook para dejar su comentario en la página de facebook de ese mismo programa??? ¿O son casos de tecnológicodependientes, de los que habría que fiarse lo justo?</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Pero el fulgor de las "redes sociales", ese halo de que son lo más "in", en vez de lo más superficial, ese ansia de "estar a la última", puede con todo, incluso con el criterio de los escasos periodistas con criterio propio que se ven por los medios de este país...</span><br />
<span style="font-family: "helvetica neue" , "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: x-small;">Webs amigas</span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: x-small;"><a href="http://ubiksolar.wix.com/preguntarespeligroso" target="_blank">Las preguntas son el peligro</a></span>Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-6682508642593057112012-12-31T01:42:00.003-08:002022-10-30T07:49:50.586-07:00.<div align="center" style="background-color: white; color: #232323; font-family: Georgia, Verdana; font-size: 11px;">
<span style="color: #666666; font-family: georgia,times new roman,times,serif; font-size: small;"><em><strong>"Creo que sólo pueden ser de izquierdas aquellos que conservan la fe en el ser humano, en su bondad y en su solidaridad.</strong></em></span></div>
<div align="center" style="background-color: white; color: #232323; font-family: Georgia, Verdana; font-size: 11px;">
<span style="font-size: small;"><span style="color: #666666; font-family: georgia,times new roman,times,serif;"><em><strong>Cuando esa fe se ha perdido (o nunca se ha tenido), sólo resta intentar fijar unas reglas de juego semejantes para todos, de forma que (en la medida de lo posible) los abusos tengan su castigo y todos tengan parecidas oportunidades de inicio para buscar su provecho, o, incluso, para ser morales. </strong></em></span><span style="color: #666666; font-family: georgia,times new roman,times,serif;"><em><strong>Algunos lo llaman a eso la ley de la selva. Yo lo llamo ser un liberal."</strong></em></span></span></div>
<div align="center" style="background-color: white; color: #232323; font-family: Georgia, Verdana; font-size: 11px;">
<span style="font-size: small;"><span style="color: #666666; font-family: georgia,times new roman,times,serif;"><em><strong><br /></strong></em></span></span></div>
<div align="center" style="background-color: white; color: #232323; font-family: Georgia, Verdana; font-size: 11px;">
<strong><em><span style="color: #666666; font-family: Georgia; font-size: medium;"></span></em></strong></div>
<div align="right" style="background-color: white; color: #232323; font-family: Georgia, Verdana; font-size: 11px;">
<strong><em><span style="color: #666666; font-family: Georgia; font-size: x-small;">Martin Fieldstman</span></em></strong></div>
<div align="right" style="background-color: white; color: #232323; font-family: Georgia, Verdana; font-size: 11px;">
<strong><em><span style="color: #666666; font-family: Georgia; font-size: x-small;"><br /></span></em></strong></div>
<div align="right" style="background-color: white; color: #232323; font-family: Georgia, Verdana; font-size: 11px;"><br /></div>
Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-31264644455231032102012-06-10T13:31:00.001-07:002012-06-10T13:32:05.732-07:00Un teólogo en la muerte<div class="MsoNormal" style="background-color: white; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: maroon; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Los ángeles me comunicaron que cuando falleció Melanchton le fue suministrada en el otro mundo una casa ilusoriamente igual a la que había tenido en la tierra. (A casi todos los recién venidos a la eternidad les ocurre lo mismo y por eso creen que no han muerto.) Los objetos domésticos eran iguales: la mesa, el escritorio con sus cajones, la biblioteca. En cuanto Melanchton se despertó en ese domicilio, reanudó sus tareas literarias como si no fuera un cadáver y escribió durante unos días sobre la justificación por la fe. Como era su costumbre, no dijo una palabra sobre la caridad. Los ángeles notaron esa omisión y mandaron personas a interrogarlo. Melanchton les dijo:</span></div><div class="MsoNormal" style="background-color: white; text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><span style="color: maroon;"><span lang="es">-</span></span><span lang="ES-TRAD" style="color: maroon; font-size: 12pt;">He demostrado irrefutablemente que el alma puede prescindir de la caridad y que para ingresar en el cielo basta la fe.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="background-color: white; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: maroon; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Esas cosas las decía con soberbia y no sabía que ya estaba muerto y que su lugar no era el cielo. Cuando los ángeles oyeron este discurso, lo abandonaron. A las pocas semanas, los muebles empezaron a afantasmarse hasta ser invisibles, salvo el sillón, la mesa, las hojas de papel y el tintero. Además, las paredes del aposento se mancharon de cal, y el piso, de un barniz amarillo. Su misma ropa ya era mucho más ordinaria. Seguía, sin embargo, escribiendo, pero como persistía en la negación de la caridad, lo trasladaron a un taller subterráneo, donde había otros teólogos como él. Ahí estuvo unos días y empezó a dudar de su tesis y le permitieron volver. Su ropa era de cuero sin curtir, pero trató de imaginarse que lo anterior había sido una mera alucinación y prosiguió elevando la fe y denigrando la caridad. Un atardecer, sintió frío. Entonces recorrió la casa y comprobó que los demás aposentos ya no correspondían a los de su habitación en la tierra. Alguno contenía instrumentos desconocidos; otro se había achicado tanto que era imposible entrar; otro no había cambiado, pero sus ventanas y puertas daban a grandes médanos. La pieza del fondo estaba llena de personas que lo adoraban y que le repetían que ningún teólogo era tan sapiente como él. Esa adoración le agradó, pero como alguna de esas personas no tenía cara y otras parecían muertas, acabó por aborrecerlas y desconfiar. Entonces determinó escribir un elogio de la caridad, pero las páginas escritas hoy aparecían mañana borradas. Eso le aconteció porque las componía sin convicción.</span></div><div class="MsoNormal" style="background-color: white; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: maroon; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Recibía muchas visitas de gente recién muerta, pero sentía vergüenza de mostrarse en un alojamiento tan sórdido. Para hacerles creer que estaba en el cielo, se arregló con un brujo de los de la pieza del fondo, y éste los engañaba con simulacros de esplendor y de serenidad. Apenas las visitas se retiraban reaparecían la pobreza y la cal, y a veces un poco antes.</span></div><div class="MsoNormal" style="background-color: white; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: maroon; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: 12pt;">Las últimas noticias de Melanchton dicen que el brujo y uno de los hombres sin cara lo llevaron hacia los médanos y que ahora es como un sirviente de los demonios.</span></div><div class="MsoNormal" style="background-color: white; text-align: center;"><span style="color: maroon;"><span lang="es" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">FIN</span></span></div>Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-11277473253370883992012-05-27T06:07:00.005-07:002022-10-30T07:50:28.851-07:00...<span style="color: #444444; font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: large;"><strong>"Fairy Tales are more than true; not because they tell us that dragons exist, but because they tell us that dragons can be beaten" </strong></span><br />
<br />
<span style="font-size: large;"> </span><span style="color: #444444; font-family: Georgia, "Times New Roman", serif; font-size: large;"><strong><em>G.K. Chesterton</em></strong></span><br />Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-87549087987830660492012-05-15T08:16:00.004-07:002022-10-30T07:50:54.203-07:00Relatos semiolvidados: DONDE SU FUEGO NUNCA SE APAGA<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; text-align: justify;">No había nadie en el huerto. Con prudencia, sin hacer ruido con la aldaba, Harriet Leigh salió por el portón de hierro. Siguió el camino hasta el cerco, donde, bajo el saúco en flor, la esperaba el teniente de marina Jorge Waring.</span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Años después, cuando pensaba en Jorge Waring, Harriet volvía a sentir el dulce y cálido olor de vino de la flor de saúco y cuando olía flores de saúco, reveía a Jorge Waring, con su hermosa cara de poeta o de músico, sus ojos negros y sus cabellos pardo oliva.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Waring le había pedido que se casaran y había consentido. Pero su padre se oponía y ella había venido para decírselo y para despedirse de él; su barco partía al día siguiente. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Dice que somos demasiado jóvenes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–¿Cuánto quiere que esperemos?<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Tres años.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–¡Todavía tres años antes de casarnos! ¡Estaremos muertos!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Lo abrazó para confortarlo. Él la abrazó más fuerte y después corrió a la estación, mientras ella volvía luchando con sus lágrimas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–En tres meses estará de vuelta. Habrá que esperar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero no volvió. Había muerto en un naufragio en el Mediterráneo. Harriet ya no temía una pronta muerte porque no podía seguir viviendo sin Jorge.</span><br />
<a name='more'></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Harriet Leigh esperaba en la sala de su casita en Maida Vale, donde vivía desde la muerte de su padre. Estaba inquieta, no podía apartar los ojos del reloj; esperando las cuatro, la hora que había fijado Oscar Wade. Lo había rechazado el día antes y no estaba segura de que viniera.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Se preguntaba por qué lo recibía hoy, si ayer lo había rechazado definitivamente. No debería verlo, nunca. Le había explicado todo claramente. Se evocaba, tiesa en la silla, enardecida con su propia integridad, mientras él la escuchaba cabizbajo, avergonzado. De nuevo sentía el temblor de su voz, repitiendo que no podía, que debía comprenderla, que no cambiaría su decisión, que él tenía una esposa y que no debían olvidarlo.<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Oscar respondió indignado:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–No necesito pensar en Muriel. Sólo vivimos juntos para guardar las apariencias.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Y para guardar las apariencias debemos dejar de vernos. Oscar, por favor, váyase.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–¿Lo dice en serio?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Sí. Ya no debemos vernos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Oscar se había alejado, vencido. Lo veía cuadrando sus anchas espaldas para soportar el golpe. Le daba lástima. Había sido cruel sin necesidad. Ahora que había trazado un límite, ¿por qué no podían verse? Hasta ayer ese límite no era claro. Hoy quería pedirle que olvidara lo que le había dicho. Eran las cuatro. Las cuatro y media. Las cinco. Ya había tomado el té y renunciado a verlo, cuando llegó. Vino como otras veces: con su paso mesurado y cauto, sus anchas espaldas erguidas con arrogancia. Era un hombre de unos cuarenta años, alto y ancho, de caderas estrechas y cuello corto, cara grande y cuadrada y rasgos hermosos. El bigote, muy corto, pardo rojizo, se erizaba sobre el labio superior. Sus ojos pequeños brillaban, pardos, rojizos, ansiosos y animales. Le gustaba pensar en él cuando estaba lejos pero siempre tenía un sobresalto al verlo. Físicamente distaba mucho de su ideal; era tan distinto de Jorge Waring...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Se sentó frente a ella. Hubo un silencio incómodo que interrumpió Oscar Wade.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Harriet, usted me dijo que yo podía venir. –Parecía que quería echarle toda la responsabilidad. –Espero que me haya perdonado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Sí, Oscar. Lo he perdonado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Le dijo que se lo demostrara yendo a cenar con él. Accedió sin saber por qué.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">La llevó al restaurante Schubler. Oscar Wade comía como un gourmet, dando importancia a cada plato. A ella le gustaba su ostentosa generosidad: no tenía ninguna de las virtudes mezquinas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Terminó la cena. Su congestión silenciosa decía lo que estaba pensando. Pero la acompañó hasta su casa y se despidió en el portón.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Harriet no sabía si alegrarse o entristecerse. Había gozado un momento de exaltación virtuosa, pero no hubo alegría en las semanas siguientes. Había renunciado a Oscar Wade, porque no la atraía mucho, y ahora lo deseaba con furia, con perversidad, porque había renunciado a él.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Cenaron juntos varias veces. Ya conocía de memoria el restaurante. Las paredes blancas con paneles de contornos dorados, los pilares blancos y dorados, las alfombras turcas, azul y carmesí, los almohadones de terciopelo carmesí, que se prendían a sus faldas, los destellos de plata y de cristalería de las mesas circulares. Y las caras de los clientes y las luces en las pantallas rojas. Y la cara de Oscar, roja por la cena. Siempre, cuando él se echaba hacia atrás en la silla, Harriet sabía en qué pensaba. Alzaba los párpados pesados y la miraba, caviloso. Ahora sabía en qué iba a acabar todo. Pensaba en Jorge Waring y en su propia vida desilusionada. No lo había elegido a Oscar, realmente no lo había deseado, pero ya no podía dejarlo ir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Estaba segura de lo que iba a ocurrir. Pero no sabía cuándo ni dónde. Ocurrió al final de una noche, cuando cenaron en una salita reservada. Oscar había dicho que no podía soportar el calor y el ruido del comedor. Ella subió adelante; por una empinada escalera con alfombra roja, hasta la puerta del segundo piso.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">De tiempo en tiempo repitieron la furtiva aventura, en el cuarto del restaurante o en su casa, cuando no estaba la sirvienta. Pero no convenía arriesgarse.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Oscar se declaraba feliz. Harriet dudaba. Esto era el amor, lo que nunca había tenido, lo que había soñado y deseado con hambre y sed; ahora lo tenía. No estaba satisfecha. Siempre esperaba algo más, algún éxtasis que se anunciaba y no llegaba. Algo la repelía en Oscar; pero, como era su amante, no podía admitir que fuera un dejo de grosería.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Para justificarse pensaba en sus buenas cualidades, su generosidad, su fuerza. Le hacía hablar de sus oficinas, de su fábrica, de sus máquinas, le pedía prestados los libros que él leía. Pero siempre que trataba de conversar con él, le hacía sentir que no era para eso que estaban juntos, que toda la conversación que un hombre necesita la tiene con sus amigos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Lo malo es que nos veamos de un modo tan fugaz; deberíamos vivir juntos; es lo único razonable –dijo Oscar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Tenía un plan. Su suegra vendría a vivir con Muriel en octubre. Podría ir a París y encontrarse allí con Harriet.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">En un hotel de la Rue de Rivoli, estuvieron dos semanas. Pasaron tres días locamente enamorados.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Cuando se despertaba encendía la luz y lo miraba dormir. El sueño lo volvía inocente y suave, ocultaba sus ojos, le afinaba la expresión de la boca.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Después empezó la reacción. Al final del décimo día, volviendo de Montmartre, Harriet estalló en un ataque de llanto. Cuando le preguntaron por qué, dijo, al azar, que el Hotel Saint Pierre era horrible.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Con indulgencia, Oscar explicó su estado como de fatiga, causada por una agitación continua.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Trató de creer que estaba deprimida, porque su amor era más puro y espiritual que el de Oscar; pero sabía perfectamente que había llorado de aburrimiento. Estaban enamorados, y se aburrían mutuamente. En la intimidad, no podían soportarse.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Al fin de la segunda semana, empezó a dudar de haberlo querido alguna vez.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">En Londres, por un tiempo, volvieron a entusiasmarse. Lejos del esfuerzo artificial que les había impuesto París, quisieron persuadirse de que el antiguo régimen de aventura furtiva era más adecuado a sus temperamentos románticos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero los perseguía el temor de que los descubrieran. Durante una corta enfermedad de Muriel, pensó con terror que esta podía morir; ya nada le impediría casarse con Oscar; él seguía jurando que si estuviera libre se casaría con ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Después de la enfermedad la vida de Muriel fue preciosa para los dos: les impedía una unión permanente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sobrevino la ruptura.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Oscar murió tres años después. Fue un inmenso alivio para Harriet. Ahora ya nadie sabía su secreto. Sin embargo, en los primeros momentos, Harriet se decía que, Oscar muerto, estaría más cerca de ella que nunca. No recordaba que en vida casi nunca había deseado tenerlo cerca. Mucho antes de que pasaran veinte años, le pareció imposible haber conocido una persona como Oscar Wade. Schubler y el Hotel Saint Pierre ya no eran recuerdos importantes. Hubieran desentonado con la reputación de santidad que había adquirido. Ahora, a los cincuenta y dos años, era amiga y ayudante del Reverendo Clemente Farmer, Vicario de Santa María en Maida Vale.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Era secretaria del Hogar para Jóvenes Caídas, de Maida Vale y Kilburn. Su exaltación mayor sobrevenía cuando Clemente Farmer, el flaco y austero vicario, parecido a Jorge Waring, subía al pulpito y levantaba los brazos en la bendición. Pero el momento de su muerte fue el más perfecto. Estaba acostada, soñolienta, en la cama blanca, debajo del negro crucifijo con un Cristo de marfil. El sacerdote se movía tranquilamente en el cuarto, arreglando las velas, el misal del Santísimo Sacramento. Acercó una silla a la cama; esperó que despertara. Tuvo un instante de lucidez. Sintió que se estaba muriendo y que la muerte la hacía importante para Clemente Farmer.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–¿Estás lista? –preguntó.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Todavía no. Creo que estoy asustada. Tranquilíceme. Clemente Farmer encendió dos velas en el altar. Tomó el crucifijo de la pared y se acercó de nuevo a la cama.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Ahora no tendrá miedo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–No tengo miedo del más allá. Supongo que uno se acostumbra. Pero tal vez al principio sea terrible.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–La primera etapa en la otra vida, depende, en gran parte, de lo que pensamos en nuestros últimos momentos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Será en mi confesión.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–¿Se siente capaz de confesarse ahora? Después le daré la extremaunción y se quedará pensando en Dios.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Recordó su pasado. Allí encontró a Oscar Wade. Vaciló: ¿Podría confesar lo de Oscar Wade? Estuvo por hacerlo, después comprendió que no era posible. No era necesario. Veinte años de su vida habían prescindido de él. Tenía otros pecados que confesar. Hizo una cuidadosa selección:</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Me sedujo demasiado la belleza del mundo. A veces no fui caritativa con mis pobres muchachas. En lugar de pensar en Dios, he pensado a menudo en los seres queridos. –Después recibió la extremaunción. Pidió al sacerdote que le tuviera la mano, para no sentir miedo; mucho tiempo la tuvo así hasta que él la oyó murmurar–: Esto es la muerte. Pero yo creía que era horrible y es la dicha, la dicha. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Harriet permaneció unas horas en el cuarto donde habían sucedido estas cosas. Su aspecto le era familiar, con algo de extraño, ahora, y de repugnante. El altar, el crucifijo, las velas encendidas, sugerían alguna horrible experiencia cuyos detalles no podía definir, pero que parecían tener alguna relación con el cuerpo amortajado en la cama, que ella no asociaba consigo misma. Cuando la enfermera vino y lo descubrió, vio que era el de una mujer de mediana edad. Su cuerpo vivo era el de una joven de treinta y dos años.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Su muerte no tenía pasado ni futuro, ningún recuerdo cortante ni coherente, ninguna idea de lo que iba a ser.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Luego, súbitamente, el cuarto empezó a alejarse de sus ojos, a partirse en zonas y haces que se dislocaban y eran arrojados a diversos planos. Se inclinaban en todas direcciones, se cruzaban y cubrían con una mezcla transparente de diferentes perspectivas, como reflejos en vidrios.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">La cama y el cuerpo se deslizaron hacia cualquier parte, hasta perderse de vista. Ella estaba de pie ante la puerta, que era lo único que había quedado. La abrió y se encontró en la calle, cerca de un edificio gris amarillento, con una gran torre de techo de pizarra. Lo reconoció. Era la iglesia de Santa María, de Maida Vale. Oía los acordes del órgano. Abrió la puerta y entró.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Había vuelto a espacio y tiempo definidos, había recuperado una parte limitada de memoria coherente. Recordaba todos los detalles de la iglesia que eran, en cierto modo, permanentes y reales, ajustados a la imagen que ahora la poseía.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sabía para qué había venido. El servicio había concluido. Caminó por la nave hasta el asiento habitual debajo del pulpito. Se arrodilló y se cubrió la cara con las manos. Entre sus dedos podía ver la puerta de la sacristía. La miró tranquilamente, hasta que se abrió y apareció Clemente Farmer con su sotana negra. Pasó muy cerca del banco donde estaba arrodillada, y la esperó en la puerta, porque tenía algo que decirle.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Se levantó y se aproximó a Farmer. Seguía esperándola y no se movió para darle paso. Se acercó tanto que los rasgos de él se confundieron. Entonces, se retiró un poco para verlo mejor y se halló ante la cara de Oscar Wade. Estaba quieto, horriblemente quieto, cortándole el paso.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Las luces de las naves laterales iban apagándose, una por una. Si no se escapaba quedaría encerrada con él en esa oscuridad. Consiguió, por fin, moverse y llegar a tientas a un altar. Cuando se dio vuelta, ya no estaba Oscar Wade.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Entonces recordó que Oscar Wade estaba muerto. Luego lo que había visto no era Oscar: era su fantasma. Había muerto. Había muerto hacía diecisiete años. Estaba libre de él para siempre...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Cuando salió al atrio de la iglesia vio que la calle había cambiado. No era la calle que recordaba. Se encontró en una recova con muchas vidrieras; la Rué de Rivoli en París. Ahí estaba la entrada del Hotel Saint Pierre. Pasó por la puerta giratoria; cruzó el gris y sofocante vestíbulo que ya conocía; fue derecha a la gran escalera de alfombra gris; subió los peldaños innumerables que giraban alrededor de la jaula del ascensor hasta un descanso que conocía y un largo corredor ceniciento alumbrado por una ventana opaca; allí sintió el horror del lugar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Ya no se acordaba de la iglesia de Santa María. No se daba cuenta de ese curso retrógrado en el tiempo. Todo el espacio y todo el tiempo estaban ahí. Recordaba que debía caminar hacia la izquierda.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero había algo donde el corredor doblaba, en la ventana al final de todos los corredores. Si tomaba la derecha se salvaría; pero ahí se detenía el corredor: un muro liso. Tuvo que volver a la izquierda. Dobló por otro corredor, que era oscuro y secreto y depravado. Llegó a una puerta torcida, que dejaba pasar luz por la rendija. Distinguía, encima, el número: 107. Algo había sucedido ahí. Si entraba volvería a suceder. Atrás de la puerta estaba Oscar Wade esperándola. Oyó sus pasos mesurados, que se acercaban. Huyó, rápida y ciega, como un animal, oyendo los pies que la perseguían. La puerta giratoria la agarró y la arrojó a la calle. Lo extraño es que estaba fuera del tiempo. Borrosamente recordaba que alguna vez hubo una cosa llamada tiempo: no se lo imaginaba. Se daba cuenta de cosas que sucedían o que estaban por suceder. Las fijaba por el lugar que ocupaban y medía su duración por el espacio. Ahora pensaba: si tan sólo pudiera retroceder al lugar donde no sucedió.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> Caminaba por un camino blanco, entre campos y colinas desdibujadas por la niebla. Cruzó el puente y vio la antigua casa gris, sobre el alto muro del jardín. Entró por el portón de hierro y se encontró en un gran salón de techo bajo, con las cortinas corridas, ante una cama. Era la cama de su padre. El cadáver extendido bajo la sábana, era el de su padre. Levantó la sábana: Vio el rostro de Oscar Wade, quieto y suavizado por la inocencia del sueño y de la muerte. Lo miró, fascinada, con implacable felicidad. Oscar estaba muerto. Recordó que solía dormir así, en el Hotel Saint Pierre, a su lado. Si estaba muerto, no volvería a suceder. Estaba salvada. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">La cara muerta le daba miedo. Al recubrirla, notó un ligero movimiento. Levantó la sábana y la estiró con fuerza, pero las manos empezaron a luchar y los dedos aparecieron por los bordes, tirándola hacia abajo. La boca se abrió, los ojos se abrieron: toda la cara la miró en agonía y terror. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El cuerpo se irguió, con los ojos clavados en los de ella. Los dos se quedaron inmóviles, un instante, con miedo mutuo. Pudo escaparse y correr; se detuvo en el portón sin saber qué lado tomar. A la derecha, el puente y el camino la llevarían a la Rue de Rivoli y a los abominables corredores del Hotel Saint Pierre; a la izquierda, el camino cruzaba la aldea.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Si pudiera retroceder aún, estaría segura, fuera del alcance de Oscar. Junto al lecho de muerte, había sido joven pero no bastante. Tenía que volver al lugar en que había sido más joven; sabía adonde encontrarlo; cruzó la aldea corriendo, por los galpones de una granja, por el almacén, por la fonda La Cabeza de la Reina, por el Correo, la iglesia y el cementerio, hasta el portón del sur, en los muros del parque de su niñez.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Estas cosas parecían insustanciales, tras una capa de aire que brillaba sobre ellas como vidrio. Se dislocaron, flotaron lejos de ella, y en lugar del camino real y los muros del parque, vio una calle de Londres, de sucias fachadas blancas, y en lugar del portón, la puerta giratoria del restaurante Schubler.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Entró. La escena se impuso con la dura evidencia de la realidad. Fue hasta una mesa en un rincón, donde un hombre estaba solo. La servilleta le tapaba la boca. No estaba segura de la parte superior de la cara; la servilleta se deslizó. Vio que era Oscar Wade. Se dejó caer a su lado. Wade se le acercó; sintió el calor de la cara congestionada y el olor del vino.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Yo sabía que vendrías.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Comió y bebió en silencio, postergando el abominable momento final. Al fin se levantaron y se afrontaron; el gran cuerpo de Oscar estaba ante ella, encima de ella, y casi sentía la vibración de su poder. La llevó hasta la escalera de alfombra roja y la obligó a subir. Pasó por la puerta blanca de la salita, con los mismos muebles, las cortinas de muselina, el espejo dorado sobre la chimenea, con los dos ángeles de porcelana, la mancha en la alfombra ante la mesa, el viejo e infame canapé, tras el biombo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Se movieron por la salita, girando como fieras enjauladas, incómodos, enemigos, evitándose.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Es inútil que te escapes. Lo que hicimos no podía terminar de otro modo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Pero terminó. Terminó para siempre.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–No. Debemos empezar otra vez. Y seguir, y seguir.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Ah, no, todo menos eso. ¿No recuerdas cómo nos aburríamos?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–¿Recordar? ¿Te figuras que yo te tocaría, si pudiera evitarlo? Para eso estamos aquí. Tenemos que hacerlo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–No. Me voy ahora mismo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–No puedes. La puerta está con llave.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Oscar, ¿por qué la cerraste?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Siempre lo hicimos, ¿no recuerdas? Ella volvió a la puerta; no pudo abrirla, la sacudió, la golpeó con las manos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Es inútil, Harriet. Si ahora sales, tendrás que volver. Lo podrás postergar una hora o dos, pero ¿qué es eso en la inmortalidad?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Ya hablaremos de la inmortalidad cuando estemos muertos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Se sentían atraídos uno a otro, moviéndose despacio, como en figuras de una danza monstruosa, con las cabezas echadas hacia atrás, las caras apartadas de la horrible proximidad. Algo atraía los pies de ambos, de uno al otro, aunque se arrastraban en contra.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">De repente, sus rodillas flaquearon, cerró los ojos y se entregó en la oscuridad y el terror.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Después retrocedió en el tiempo, hasta la entrada del parque, donde Oscar no había estado nunca, donde no podría alcanzarla. Su memoria fue limpia y joven. Caminaba ahora por la senda en el campo, hasta donde la esperaba Jorge Waring. Llegó. El hombre que la esperaba era Oscar Wade.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Te dije que era inútil escapar. Todos los caminos te traen, me encontrarás en cada vuelta, yo estoy en todos tus .recuerdos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"> –Mis recuerdos son inocentes. ¿Cómo pudiste tomar el lugar de mi padre y de Jorge Waring? ¿Tú?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Porque les tomé su lugar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Mi amor por ellos fue inocente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Tu amor por mí era parte de ese amor. Crees que el pasado afecta el porvenir; ¿no pensaste nunca que el porvenir afecta al pasado?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Me iré lejos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Esta vez iré contigo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El cerco, el árbol y el campo flotaron y se le perdieron de vista. Iba sola hacia la aldea, pero se daba cuenta de que Oscar Wade la acompañaba del otro lado del camino. Paso a paso, como ella, árbol por árbol.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Luego bajo sus pies hubo pavimento gris y lo cubría una recova: iban juntos por la Rue de Rivoli hacia el hotel. Ahora estaban sentados al borde de la cama deshecha. Sus brazos estaban caídos y sus cabezas miraban a lados opuestos; el amor les pesaba con el inevitable aburrimiento de su inmortalidad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–¿Hasta cuándo? –dijo ella–. La vida no continúa para siempre. Moriremos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–¿Morir? Hemos muerto. ¿No sabes dónde estamos? Esta es la muerte. Estamos muertos, estamos en el Infierno.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Sí, no puede haber nada peor.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Esto no es lo peor. Mientras nos queden fuerzas para huir, mientras podamos ocultarnos en nuestros recuerdos, no estaremos del todo muertos. Pero pronto habremos llegado al más lejano recuerdo y no habrá nada más allá. En el último infierno, no huiremos más, no encontraremos más caminos, más pasajes, ni más puertas abiertas. Ya no necesitaremos buscarnos. En la última muerte estaremos encerrados en esta salita, tras esa puerta con llave. Yaceremos aquí, para siempre.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–¿Por qué? ¿Por qué? –gritó ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">–Porque eso es todo lo que nos queda.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">La oscuridad borró la salita. Ahora caminaba por un jardín, entre plantas más altas que ella. Tiró de unos tallos y no tenía fuerza para romperlos. Era una criatura. Se dijo que ahora estaba salvada. Tan lejos había retrocedido que de nuevo era chica. Llegó a un cantero de césped con un estanque circular rodeado de flores. Peces colorados nadaban en el agua. Al fondo del cantero había un huerto; allí iba a estar su madre. Había ido hasta el recuerdo más lejano; no había nada después.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sólo el huerto, con el portón de hierro que daba al campo. Algo era diferente aquí; algo que la asustaba. Una puerta gris, en vez del portón de hierro. La empujó y estuvo en el último corredor del Hotel Saint Pierre.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">May Sinclair (1870-1946)</span></div>Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-40375351624734678392012-04-27T11:39:00.002-07:002022-10-30T07:51:00.918-07:00EN PRO DE LA DESIGUALDAD<div style="text-align: justify;">
Dado que nos encontramos en un foro políticamente incorrecto los miembros de la Academia me instan a reproducir alguna de nuestas últimas sesiones, que han girado en torno al tema de la igualdad de género. El género, como como todo el mundo sabe, es una entelequia más fantástica aún que el sexo. Algo así como el sexo de los ángeles.<br />Todo viene como consecuencia de una campaña de un ayuntamiento (que no nombraré por respeto a los castellonenses) para que las mujeres que son objeto de malos tratos puedan identificarlos. Su finalidad, sin embargo, mucho nos tememos los miembros de la Academia, no es otra más que TODAS las mujeres se sientan víctima de malos tratos.<br />La imagen de la campaña es la de una margarita vista desde arriba en cada uno de cuyos pétalos se puede leer un lema a modo de sintomatología del maltrato.<br />Los pétalos/frases (entre otras de verdadero calado, claro está) que orlan la campaña son como las que siguen:<br />- No me deja vestir como quiero<br />- me castiga con su silencio. <br />- no me deja salir con mis amigas<br />- me desautoriza<br />- quiere controlar todo lo que hago<br />Si a estas alturas los casados (nota del autor: genérico, referido a maridados de cualquier sexo) aún no se han identificado es porque o bien no captaron la ironía o bien están todavía en la luna de miel.<br />Estoy felizmente casado desde hace quince años y han tenido que venir éstos a decirme que no, que estoy equivocado, que no soy feliz y que mi mujer podría ser una maltratadora.<br />¡Hay que joderse! Resulta que lo que todos entendemos como cotidiano en la vida conyugal es síntoma de maltrato. ¿No será esa la verdadera intención de la campaña?<br />Por fortuna los varones no tenemos derecho a sentirnos víctimas pero si yo fuera mujer ahora mismo me plantearía denunciar a mi mujer o, al menos, montar una asociación de damnificados por esa lacra que se llama matrimonio (otra nota del autor: evidentemente se trata de otra ironía).<br />Lo que voy teniendo cada vez más claro es que este tipo de mensajes ni son accidentales ni son inocuos. Resula sencillo verlos transversalmente en la administración del estado y en las líneas editoriales de los grandes medios de comunicación, en manos de los grandes grupos de capital que mueven el mundo.<br />¿A qué objetivo sirven estos mensajes? ¿Qué perseguirían esos tales grupos dominadores del mundo?<br />Responderé con más preguntas: ¿Qué supondría para los que realmente ostentan el poder que la institución del matrimonio y la familia desapareciera? O dicho de otra forma: ¿A quién serviría que el ciudadano de a pie careciera de un referente moral puramente privado e independiente? ¿Al ciudadano? ¿O al estado?</div>Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-52984292252897003052012-04-07T14:59:00.006-07:002022-10-30T07:51:47.916-07:00La sociedad amenazada por la corrección política<div style="text-align: left;"><span style="background-color: white; color: #660000; font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; font-size: 13px; text-align: justify;">"Marché con negros en los años 60 a favor de sus Derechos Civiles, antes de que estuviera de moda, pero cuando dije el año pasado que el orgullo blanco es tan importante como el orgullo negro, el rojo, o el de cualquiera, me llamaron racista; he trabajado con homosexuales de extraordinario talento durante toda mi vida, pero cuando dije que los derechos de los homosexuales no deberían ir más allá de los míos o de los vuestros, me llamaron homófobo".</span></div><div style="text-align: left;"><span style="background-color: white; font-family: arial, freesans, helvetica; font-size: 13px; text-align: justify;"><br />
</span></div><span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: #660000; font-size: 13px; text-align: justify;">Charlton Heston (sí, el del rifle)</span><span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: #660000; font-size: 13px; text-align: justify;"><br />
</span>Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-79510519875709582042012-03-31T16:01:00.008-07:002022-10-30T07:51:55.966-07:00Inconsistencias<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">Chato, como buen payaso, es un maestro de la deconstrucción o, dicho de otra manera, un especialista en descubrir las inconsistencias de un texto cualquiera empleando sólo lo contenido del propio texto. Y quien dice un texto dice una actitud. Y quien dice cualquiera dice los demás miembros de la academia.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">Es un tocapelotas, vamos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">En esta ocasión, sin embargo, las víctimas de su agudeza no hemos sido nosotros, sino un grupo de señoritas que han saltado a las páginas de la prensa internacional al haberse despojado de su ropa en Davos, en invierno, en público y en protesta por la poca presencia de las mujeres en un foro político de tamaña importancia.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">Algunos de nosotros sólo habríamos visto, además de los juveniles pechos, el peligro evidente de pulmonía, pero Chato nos ha deleitado con la hipotética reconstrucción dramatizada (no olvidemos que es un histrión profesional) de la última reunión de la célula feminista antes de tan sonada reivindicación. Es inevitable que se pierdan los matices de las voces aflautadas proferidas por un cuerpo de más de 130 quilos, pero espero que el sentido permanezca con la transcripción. </span></div>
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<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">Las quejas, por cierto, pueden ser escritas aquí mismo. A buen seguro estará encantado de que se las hagamos llegar.</span></div>
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<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">COMISARIA FEMINISTA: ¡Hermanas, el momento de la acción ha llegado! Hemos de emprender una acción ejemplar y ejemplarizante para protestar ante este mundo machista que no nos considera a las mujeres más que objetos sexuales.</span></div>
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<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">FEMINISTA 1: Cierto, comisaria. Hay pocas mujeres en la cumbre y debemos llamar la atención de la opinión pública. ¿En qué has pensado, Comisaria?</span></div>
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<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">COMISARIA: Vamos a protestar enérgicamente con pancartas en las manos y nuestros lemas pintados sobre los pechos desnudos. </span></div>
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<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">FEMINISTA ROMERALES: ¿Es necesario? Mira que estamos en invierno.</span></div>
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<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">COMISARIA: No importa que sea invierno. El bien común debe prevalecer, Romerales. Se tratará de una acción relámpago. Un pequeño comando se desnudará ante el palacio presidencial, agitará las pancartas y gritará las consignas. Tendrá que escapar rápidamente, en cuanto llegue la prensa pero antes de que lo haga la policía.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="tab-stops: center 212.6pt; text-align: justify;">
<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">FEMINISTA 2: Me presento voluntaria. </span></div>
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<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">FEMINISTA 1: Yo también, hermana comisaria.</span></div>
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<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">COMISARIA: Muy bien, muy bien, jóvenes mías. Vosotras seréis las encargadas de llevar al mundo nuestro mensaje sobre vuestros turgentes pechos.</span></div>
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<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">FEMINISTA ROMERALES: Hay algo que no entiendo. ¿Por qué debemos desnudarnos?. Si protestamos porque los hombres nos consideran objetos… ¿Por qué hemos de enseñar el pecho como si trabajáramos en una barra americana? ¿No nos convierte eso, al fin y al cabo, en objetos sexuales? ¿No utilizamos los atributos de nuestro sexo igual que aquellos contra los que luchamos?</span></div>
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<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">COMISARIA (con sorpresa e irritación): ¡Romerales, me estás saliendo muy reaccionaria! No estás remando en la misma dirección que tus hermanas. Debemos hacer este pequeño sacrificio para llamar la atención de los medios de comunicación. No sólo nuestra inteligencia está al servicio de la causa: también lo están nuestros cuerpos. Quien no piense así es que no está suficientemente implicada.</span></div>
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<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">FEMINISTA ROMERALES: ¡Entonces yo también me presento para la misión, comisaria!</span></div>
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<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">COMISARIA (suspira profundamente, toma a Romerales de los hombros y la lleva aparte): Mira, Romerales, no te lo tomes a mal pero tu ya pasas de la cincuentena y tus tetas, amén de pequeñas, andan caídas y arrugadas mientras que Feminista 1 y Feminista 2 son veinteañeras lozanas y llamativas, y sus copas tienen el tamaño perfecto. ¿No crees que ellas servirán mejor al propósito de la misión?</span></div>
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<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">FEMINISTA ROMERALES: ¡Por supuesto, comisaria! No lo había valorado desde ese punto de vista. ¿Qué puedo hacer, entonces?</span></div>
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<span face="'Trebuchet MS', sans-serif" style="background-color: white; color: purple;">COMISARIA: Anda, vete a preparanos los bocadillos, y tráete un par de cervezas.</span></div>
Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3888821182016160821.post-73504194748098891622012-03-30T11:37:00.004-07:002022-10-30T07:52:27.307-07:00El problema de creernos (todavía) orgullosos quijotes<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Con frecuencia los españoles presumimos de carácter patrio: “Somos unos quijotes”, afirmamos con falso pesar y secreto orgullo. Porque nos dejamos llevar por ideales. Porque somos capaces de dejarnos la vida en defensa de los valores más elevados: libertad, independencia, solidaridad…</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Hum, hum, hum. Dejemos por un momento a un lado las calidades literarias de la obra de Cervantes, y repasemos los logros de Alonso Quijano:</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">- Se creyó unos ideales que nunca habían sido reales. Los adoptó como propios cuando sólo eran invenciones de los creadores de best-sellers del 1600, auténtica comida basura para el alma.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">- Arrastrado por tales “ideales”, engatusó y casi llevó a la ruina a un pobre proletario llamado Sancho Panza, al que llego a hacer creer que podría ser gobernador.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">- Alegre y lleno de orgullo realizó un atentado contra una instalación fabril de importancia fundamental en La Mancha del siglo XVII como era un molino de viento. Atentado felizmente sin consecuencias.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">- Creyó que una pobre campesina ignorante (antecedente honorable de las tristes chonis actuales) se iba a convertir en una celebridad digna de la prensa del corazón. Y casi la convence.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">- Fue objeto de escarnio por parte de gentes crueles pero llenas de realismo que no tuvieron piedad con su estulticia.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">- Malgastó toda su no muy grande fortuna, arruinó su nombre y su hacienda, y sólo al final de sus días, vencido por la enfermedad y la vergüenza, se reconcilió con la realidad.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Y… seguimos orgullosos de cometer los mismos pecados que Alonso Quijano, pero multiplicados por mil.</span></div>Ubiksolarhttp://www.blogger.com/profile/03123435147002322077noreply@blogger.com0